. . . Me dejó completamente eufórica hasta el viernes de esa semana.
Es completamente alucinante, enajenante, encanijadamente divertido y sumamente enriquecedor tomar una clase con ella. Una sola clase logró que yo quisiera que el taller fuese todos los días, que saliera de MUY buen humor, que el tráfico me valiera sorbete, que el ánimo me diera pa' cantar en el coche (hace muchos muchos días que no lo hacía. Primero por lo enferma, después por lo pensativa) y que anduviera de mucho mejor humor que hacía muchísimo tiempo.
Gracias! Me está volviendo el alma al cuerpo. Las alas se despliegan grande y fuertes.
septiembre 10, 2007
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